miércoles, 11 de septiembre de 2013

Las Arenas Malrisianas



Drake Lorenz contempló los últimos resquicios de la batalla. Con su pesada bota de ceramita sobre la cabeza de un constructo eldar derribado, el capitán de la tercera compañía de los Alóadas observó el implacable frente de contención que los hombres a su mando habían realizado mientras pensaba ya en los protocolos de recuperación a realizar tras la matanza.

Ese día habían golpeado rápido y duro, los miserables xenos no habían tenido oportunidad frente a la contundencia de sus muchas armas de asedio, y por lo que podía escuchar por el canal abierto de comunicaciones, tampoco habían hallado piedad frente a los zelotes del Reclusiarca Axarus. Si bien habían tenido algún contratiempo, como la pérdida de algunas escuadras de hermanos de batalla y armas de apoyo pesado, o la apocalíptica explosión de un warhound del Adeptus Mechanicus, el plan se había desarrollado con gran precisión y efectividad. El portal eldar se encontraba convertido en escombros palpitantes, y las fuerzas xenos habían sido prácticamente exterminadas.

Mientras Lorenz se encontraba inmerso en sus pensamientos, un potente sonido cruzó el campo de batalla. Con el hilo de sus recuerdos cortado repentinamente, Lorenz se giró para observar cómo el Venatio Victrix hacia sonar sus potentes bocinas una vez más, celebrando el éxito de su cacería, que se había saldado con ríos de sangre alienígena, incluyendo la del cobarde líder del enemigo. De forma prácticamente simultánea, una pequeña explosión seguida de un alarido sobrenatural siguieron a la destrucción del ardiente Avatar eldar, abatido por el fuego combinado de cincuenta marines, que se cobraron su justa venganza por la aniquilación inclemente de la escuadra Iustitia, cuyo valor sería recordado en la Sala de los Héroes de la nave insignia del capítulo, la Benthos.

Con su símbolo de venganza reducido a un charco de metal fundido y su líder convertido en vapor por las armas del Venatio Victrix, los eldar supervivientes se batieron en retirada tan rápido como pudieron, y aunque muchos fueron abatidos por la espalda por las fuerzas de la Tercera, unos cuantos lograron escapar indemnes. En cualquier caso, con la aplastante derrota de sus fuerzas y la destrucción de su principal vía de refuerzos, la amenaza eldar en Malris estaba prácticamente neutralizada, y dejarían el placer de erradicarla por completo a los Templarios Negros, que tenían muchas muertes que saldar.

Seguido por su escuadra de mando, Lorenz se encaminó a su rhino personal mientras transmitía una comunicación noosférica a toda su flota. -Hermanos, el destino de este mundo no está unido ya al nuestro. Hemos luchado bien y hemos cumplido nuestro deber con creces. Ahora es momento de que los Hijos de Dorn culminen su venganza y dispongan el futuro del planeta. Poned en marcha los protocolos de recuperación, partimos de Malris ¡Sangre y ruinas!-

La masiva respuesta de información noosférica sacudió los implantes neurales de Lorenz, llenando su conciencia de la furia de sus hermanos de batalla.

A continuación tenéis un breve resumen de la partida de apocalipsis que jugamos la semana pasada en el WCC.

INFORME DE BATALLA
Tras un par de días de la partida he podido pasar las fotos que hicimos de la Batalla por la Depresión Golgah, así que he decidido hacer un informe por entregas de lo que sucedió. Como ya han pasado unos días, no esperéis gran precisión y detalles, pero eso sí, pondré tantas fotos como tengo xDDDDDD
DESPLIEGUE
La misión especificaba que los Eldar debían ser los primeros en desplegar al ser los defensores en la misión. Gran parte de su contingente a pie desplegaba dentro del poblado de su flanco derecho, un conjunto de habitáculos maltrechos anteriormente habitado por los operarios de la excavación. El resto del contingente se desplegó muy avanzado en su flanco izquierdo, escondidos entre las formaciones rocosas y buscando proteger el flanco del avance imperial. 
Aunque en esta foto ya no se aprecia, desplegaron varias unidades más adelantadas, frente a la formación rocosa del centro, pero utilizaron la habilidad de Eldrad para redesplegarlas a cubierto o dentro del poblado. Por su lado el bando imperial desplegó con un objetivo claro, hacer tanto daño como fuera posible el primer turno para tratar de decantar la batalla a su favor. Puesto que los Templarios Negros son especialistas en asalto, y los Alóadas en asedio y fuego a largo alcance, dividieron los despliegues para dominar el asalto al poblado los unos y el bombardeo del flanco derecho los otros.
Ambas fuerzas cuentan con el apoyo de un Titán Warhound. Dejo unas fotos en que se ve con una perspectiva más global ambos despliegues.
Prácticamente todo el contingente imperial quedó desplegado sobre la mesa, a continuación unas fotos de las reservas Eldar.
PRIMEROS COMPASES
La iniciativa correspondía al bando imperial por misión, así que comenzó la batalla con las llegada de las reservas. Los Alóadas no disponían de unidades en reserva, pero los Templarios Negros hicieron llegar por despliegue rápido un par de unidades de exterminadores y tres servoterrores directamente al corazón del poblado controlado por los Xenos, revelando su ventaja estratégica Coordenadas Precisas, que impedían que se dispersasen. 
Por su parte los Alóadas hicieron avanzar a la compañía de batalla al completo, dejando detrás solamente las unidades de apoyo a largo alcance en su posición. El fuego de castigo que desataron fue brutal, destruyendo el portal a la telaraña en el primer turno y dejando el flanco derecho de avance prácticamente destruido. 
En el flanco izquierdo los Templarios Negros sembraron la destrucción en el interior del poblado gracias a las reservas, destruyendo muchos vehículos con una buena dosis de suerte. A la vez la línea templaria avanzó hacia los muros del poblado, llegando a asaltar con una escuadra de Cruzados y una de Hermanos de armas exterminadores, barriendo a los defensores que encontraron a su paso y abriendo una brecha al interior de su objetivo.
Los Eldar, con el portal destruido (decidimos no contabilizar los puntos de victoria por lo estúpidamente frágiles que resultan ser las grandes fortificaciones u.u) lanzaron gran parte de sus reservas para contrarrestar la ofensiva inicial del bando imperial. Una escuadra de Halcones Cazadores liderada por su Señor Fénix se lanzó sobre la retaguardia Alóada con la intención de destruir al Land Speeder Marcador que estaba haciendo que los Whirlwind sembrasen la muerte entre sus filas con impunidad, aunque fallaron en su intento.
Además, llegaron varias escuadras de Jinetes del Viento y Vypers para reforzar el maltrecho flanco izquierdo Xenos. De fondo podemos ver el Revenant de los Eldar, que se cobraría un buen número de bajas imperiales, mostrando orgulloso sus genitales al enemigo.
Otro destacamento de las reservas Eldar desembarcó directamente al poblado para tratar de arrebatar el control del mismo a los Templarios Negros, y aunque causaron un gran número de bajas no lograron su objetivo en última instancia.
Además, unas Arañas de Disformidad lideradas por el infame Tar-Antula despliegan con una precisión sobrenatural entre el apoyo de los Alóadas, y acompañadas por un solitario bípode consiguen destruir un Whirlwind y dañar superficialmente a otro. Otra escuadra de bípodes aparece para apoyar el combate contra los Templarios en el flanco opuesto, logrando causar bajas pero no disputando el objetivo.
El disparo del flanco izquierdo Xenos apoyado por los brutales púlsares del Revenant, consigue destruir varios tanques del avance Alóada, así como prácticamente destruir a la Batería de Defensa Tormenta apostada sobre el búnker central, dando un duro golpe al fuego de apoyo imperial.
CHOQUE DE FUERZAS
El bando Imperial había conseguido sobrevivir con relativa dignidad al castigo Xenos, por lo que los Marines Espaciales decidieron no perder el tiempo y lanzarse sobre el enemigo antes de que pudiese recobrar más fuerzas. Por el flanco derecho imperial, las escuadras que habían perdido su transporte se abalanzaron sobre el enemigo mientras el fuego de apoyo seguía barriendo más y más unidades. Una parte de las fuerzas se desvió a contrarrestar las amenazas eldar en la retaguardia, destruyendo tanto a los Halcones Cazadores como a las Arañas de disformidad, sobreviviendo solamenta Tar-Antula y Baharroth, pero la mayor parte de la compañía formó un frente mecanizado para bloquear el avance enemigo. 
Pese a tener que dividir sus fuerzas los Alóadas consiguen salir con éxito de ambos frentes, casi extinguiendo las fuerzas Eldar en la retaguardia, estancando el combate entre las formaciones rocosas y arrasando las reservas Eldar del flanco derecho imperial. Sin embargo, mientras Eldrad, mariscal Eldar, huía vilmente de la acción como se puede ver, Maugan Ra recibe el asalto de una escuadra de marines y la devuleve partida por la mitad. 
En el flanco derecho la presión de los Templarios Negros sobre el poblado continúa a pesar de las cada vez mayores bajas, mientras destinan un pequeño grupo de fuerzas a asegurar la carretera de acceso a la excavación, uno de los objetivos estratégicos de la batalla, a la sombra del titán Warhound. El asalto al poblado continúa sin clemencia, acabando con cada vez un mayor número de enemigos, clavando su espada con profundidad en la zona enemiga.
Sin embargo los Eldar estaban decididos a vender caras sus vidas, los Templarios Negros habían avanzado imprudentemente cegados por su celo justiciero, dejando abierta una brecha a su retaguardia. Los expertos jnetes del viento eldar hicieron su aparición revelando la ventaja estratégica Marcha por el Flanco, que les permitió colocarse a la retaguardia del Warhound y y destruirlo con una espectacular explosión de su reactor de plasma que acabaría con la vida de Xenos e Imperiales por igual.
Ante la acometida Eldar los Alóadas revelan su ventaja estratégica, Generador de Escudo, evitando que los Whirlwind, devastadores y el Warhound Venatio Victrix pudiesen ser objetivo de los disparos eldar, lo cual no impidió a Baharroth tratar de dañarlo con sus granadas de disrupción, sin éxito.
En el poblado los eldar acaban con un Servoterror y diezman la aproximación Templaria, lanzándose sobre la posición estratégica que les debía permitir acercarse a la victoría. El Scorpion sale fuera del poblado para flanquear a los atacantes templarios, mientas que el titán Revenant suma su armamento pesado con el mismo fin. 
En estos momentos los Eldar consiguen equilibrar la balanza de la batalla, acercándose al bando Imperial con un duro golpe a los Templarios y logrando ralentizar el avance de los Alóadas.
DESENLACE
El Imperio había sufrido un duro golpe, sin embargo, si algo caracteriza a la Humanidad es su facultad para emplear las vidas de sus integrantes como moneda de cambio. Con un estruendo enorme, un tercer Warhound aparece junto a los Jinetes del Viento, deseoso de cobrarse venganza por la muerte de su hermano gracias a la regla de refuerzos estratégicos.
En el otro flanco, las fuerzas Alóadas comprenden que su misión está casi cumplida, así que para garantizar la consecución de su objetivo, llevan a cabo un inmenso desembarco de efectivos que crea una línea de batalla gigantesca con la que frenar el débil avance Eldar.
El fuego combinado de la Tercera Compañía acaba con un Señor Espectral Eldar, y junto con el bloqueo al Avatar, hacen prácticamente imposible para los xenos llegar a controlar el flanco derecho imperial.
Los Templarios Negros prosiguen con su avance sobre el poblado, buscando hacerse con el control del mismo de forma definitiva, asegurándolo ante la respuesta Xenos.
Por su parte, el titán recién incorporado suman el fuego de un turboláser destructor, un megacañón de plasma y un megabólter Vulcan para dejar a los Jinetes del Viento reducidos a un par de Vypers, un jinete y el infame autarca Elque-Mana. Sin embargo, esto no era todo, el Venatio Victrix apuntó su propio turboláser destructor contra Eldrad Ulthran, convirtiéndolo en una nube de átomos vaporizados y poniendo fin así a su batalla, llena de huidas entre sus propias unidades, a las que había usado de escudo toda la batalla.
Debido al enorme golpe que había supuesto la perdida de la inmensa mayoría de sus efectivos, así como la de su Mariscal, los Eldar trataron de obener una victoria de las garras de la muerte. Para lograrlo debían recuperar su flanco derecho, en manos de los Alóadas, así como el control del poblado y los accesos, en manos de los Templarios Negros. Con una buena actuación de sus máquinas de guerra todo era posible, así que se pusieron manos a la obra. 
Para lograr el objetivo de acceso a la carretera solamente tuvieron que exterminar a un par de diezmados defensores, consiguiendo el control del acceso gracias a los magullados supervivientes de los Jinetes del Viento.
La situación en el poblado se transformó en una masacre gracias a la lluvia de armamento de destrucción que las máquinas de guerra hicieron llover sobre los Templarios más próximos al objetivo, gracias a lo cual un solitario autarca Vengador Implacable pudo hacerse con el control, desafiando a la muerte con forma de cañonera que le aguardaba. La lluvia de muerte se saldó también con la vida del Reclusiarca Axarus, mariscal del bando Imperial.
El control de las destrozadas ruinas del Administratum permaneció bajo el control de los Alóadas, defendidas en todo momento por el Warhound Venatio Victrix. Este objetivo estratégico no llego a ser amenazado por los xenos gracias a la potencia de fuego pesado de los Marines y el Dios de la Guerra del Mechanicus.
Esí las cosas, el objetivo decisivo sería el del flanco izquierdo xenos, defendido por la tercera compañía de los Alóadas y controlado por una escuadra táctica. Gracias al cordón de marines, la única opción de que los xenos pudiesen conseguirlo pasaba por lograr un hueco para que el Avatar pudiese asaltar a la escuadra que defendía el objetivo, la destrozase y consolidase para hacerse con el mismo.
Para ello el Revenant desató el odio de sus Púlsares sobre la escuadra que bloqueaba el camino al dios ardiente Eldar, pero con poca suerte en las tiradas de dispersión y tabla de daños de armas de destrucción logró eliminar solamente a 8 de los 10 marines, quienes mantuvieron la posición gracias a la presencia inspiradora de su capitán y portaestandarte de compañía.
Gracias al valor de estos dos supervivientes, los Alóadas mantuvieron el control del objetivo para el bando imperial.
Así pues, tras hacer el recuento de puntos, el bando imperial consiguió una ajustada victoria por 22 puntos estratégicos a 17. Esto hace ver lo importante que es tener cuidado y calma a lo largo de toda la batalla, de lo fundamental que es pegar muy duro con la iniciativa, de lo fácil que es arañar puntos yendo segundo a pesar del palo inicial, y de cómo gastar puntos estratégicos en ventajas es potencialmente suicida.
A pesar de ir toda la batalla por delante el bando imperial, solamente consigue ganar de 5 puntos de diferencia sobre los 40 que había en juego.
Espero que os haya gustado, ¡un saludo!

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